KAWSAY PURIY : El pico del colibrí – cuento

pico de colibriEL PICO DEL COLIBRI

Por Arnaldo Quispe – Takiruna

Cuando  el gran Wiracocha creó el mundo le encargó a su hija Pachamama que diera a cada reino de animales sus respectivos dones y atributos. Las aves de este modo recibieron el arte de volar y cantar.

El último de los pájaros que estaba esperando pacientemente su turno, era tan pequeñito que casi pasó desapercibido ante la diosa Pachamama. Sin embargo a pesar de su cansancio, ella se acercó y le dijo “no me he olvidado de ti Colibrí, as te vas a llamar, serás eso si muy pequeñito en el reino de las aves, pero serás el más veloz de todos y para alimentarte cazarás insectos gracias a la gran agilidad que vas a desarrollar”. Es más le prometió que por ser el más modesto y haber esperado hasta el último le otorgaría una virtud que Colibrì podría elegir más adelante.

Muy pronto Colibrì descubrió que su vuelo era supersonico y que dicho y hecho no había insecto que pudiera escapar ante su tenaz caza, pero luego se daría cuenta que para comer debía no solo capturar insectos sino que ello implicaba quitar la vida a otros seres indefensos. Pasaron los tiempos y en cada ciclo Colibrì no se mostraba muy animado al capturar los pacíficos insectos, al final eso le produjo culpa y hasta desaliento.

El juego era lo único que lo alegraba y cuando jugaba con sus amigos solía preguntarse por ese perfume dulce que merodeaba en el gran bosque verde. No pasó mucho tiempo y Colibrì descubrió que el olor provenía de las flores de todos los colores, era algo que capturaba todos sus sentidos y con la curiosidad entre las alas decidió probar alimentarse del nétar de las flores.

Para su mala suerte su pico era pequeño y le era imposible alcanzar el dulce néctar de las flores. Intentó una y otra vez estirando su pico y lengua, pero cada intento era siempre inútil. Un día probó a meter su cabeza, pero ello lo hacía vulnerable ante otros cazadores y del mismo modo casi siempre destruía las flores. Al final pensó “seguro que este delicioso alimento está reservado solo para los insectos y será por ello que debo alimentarme de ellos”.

Intentò tantas veces pudo, casi indesmayable en su cometido pero siempre sin lograr extraer su ansiada recompensa. La flor al ver a Colibrì agotado por su frenesí, le dijo su secreto “si quieres mi néctar, debes tener un pico más largo, de este modo comerás en abundancia de todas las flores”. Ello pareció no perturbar a Colibrí que continuó con sus intentos.

Cada tarde Colibri regresaba a su morada muy apenado por tener un pico corto y por no lograr extraer el dulce manjar de las flores. Fue por ello que una de las flores de la montaña sagrada intercedió con Pachamama haciéndole presente el don que quedaba pendiente para Colibrí. Este pajarito por su nobleza hasta había olvidado la promesa de Pachamama. Y es por este motivo que una noche mientras Colibrí dormía, que la diosa Pachamama convirtió su pico corto en un pico tan largo y perfecto para tolerar sus vuelos y alcanzar finalmente el sagrado néctar de la madre tierra.

Colibri de este modo alcanzó el néctar de las flores, en adelante su dieta no incluiría insectos. Y es otra historia que el bosque conserva desde el inicio de los tiempos.

Fuente: http://www.takiruna.com

El relato de la foto de portada

cuentos-magicos

EL RELATO DE LA FOTO DE PORTADA

Por Arnaldo Quispe

El libro digital “CUENTOS MÁGICOS DE LA AMAZONÍA” lleva como portada una foto muy significativa para el autor del libro, según mi modo de ver el mundo una foto cargada con la energía o fuerza del bosque profundo amazónico, en donde la presencia del verde en todas sus tonalidades impera en el contexto inmediato y las aguas son las responsables de un melódico sonido de fondo que da matiz al canto de las aves más inverosímiles.

La foto fue tomada en algún punto de la Amazonía peruana, de hecho deben haber miles de lugares similares en lo profundo del bosque, pero esta en particular responde a una experiencia de trabajo de campo allá por el año 2003 en el Distrito de Sacanche, en la Región amazónica peruana de San Martín. Mi trabajo de capacitador social para Foncodes-BID era de dar soporte de gestión a las organizaciones sociales para la autogestión de las obras de infraestructura que se ejecutaban en múltiples localidades, sobre todo aquellas las más alejadas y de bajos recursos económicos.

La foto corresponde específicamente a la quebrada de Sacanche un afluente del Río Saposoa a la altura de los baños termales, en donde gracias al financiamiento del BID los pobladores construían un puente colgante peatonal para dar impulso al turismo termal. Ciertamente en esa visita y en la foto no había puente colgante y cuando la autoridad local me invitó cruzar el río para visitar las pozas termales no lo pensé dos veces y con mi clásica mochila beige me dispuse a seguir los pasos de la comitiva. La torrente del río suele engañar un poco en un principio, pues una tarea que puede parecer fácil se convierte en complicado para los neófitos como yo, aún así más pudo las ganas de superar el desafío sin que cometiera el más mínimo error. Fue a mitad del río, encima de una gran roca en donde tuve la visión de la fuerza de la naturaleza una vez más, de todos modos no iba a dejar pasar la oportunidad para capturar la imagen en una foto, tomé la cámara de la mochila y cuidando que no se moje plasmé la idea en una imagen, que seguramente no refleja la totalidad de la experiencia, pero que de alguna forma me conecta con ese momento especial de mi vida.

Una vez cruzado el río e internándome en la espesura del bosque los pájaros parecían cantar como en una sinfonía de la madre naturaleza. Las pozas termales eran todavía artesanales y conservaban su forma original en vista que eran poco visitadas.

Una experiencia en donde se siente adrenalina pura y la fuerza de las aguas que podrían llevarme a la otra vida si se cometiera el más mínimo error. Esta es la historia de la foto de la quebrada de Sacanche con árboles gigantes que parecen rodear el cauce del río, con colinas verdes que parecen interminables, con aguas cristalinas que parecen demostrarnos que la mano del hombre aún no ha llegado por estos lares.

Esta es una experiencia de vida en donde dicho sea de paso conocí historias de doncellas, de seres sobrenaturales que pueblan los bosques profundos, en donde los sueños de mi amigo Isidoro viajan a la velocidad de la luz alimentando nuestro colectivo fantasioso y creativo, por lo menos lo que todavía queda de imaginación… algo queda TODAVÍA.

Lee el libro OnLine: LINK.

Fuente: http://www.takiruna.com

El Yacuruna que perdió la memoria – cuento

yacuruna huasi

“LA CASA DEL YACURUNA” (“YACURUNA HUASI” POR PABLO AMARINGO)

EL YACURUNA

El yacuruna es el espíritu amazónico del agua por excelencia, etimológicamente el nombre se ha recogido del quechua pues yacu equivale a agua y runa a gente o persona. Las numerosas versiones extendidas a lo largo y ancho de la Amazonía peruana coinciden en señalar su titularidad en espacios fluviales, cochas y ríos, de los cuales dirije a voluntad a otros seres míticos menores. A través de los numerosos cuentos y relatos recogidos se conoce que tiene aspecto humanoide de color verduzco y se desplaza montado de un enorme lagarto de color negro y otras veces sobre el lomo de una gran anaconda, además se adorna con collares y cinturones de boas negras y presenta como calzado los cascos de tortugas taricayas o charapas.

El yacuruna ocupa un lugar privilegiado dentro de la cosmovisión amazónica, viene a representar el espíritu tutelar de seres mitológicos como sirenas, bufeos, animales marinos, peces y de los humanos que habitan en las profundidades de la selva, sobre todo en las laderas de las cochas y ríos. Los curanderos invocan a este espíritu durante las ceremonias rituales de ayahuasca a fin utilizar su fuerza y viajar con ella a las profundidades de las aguas, en donde se obtienen las respuestas necesarias para el bienestar y la vida cotidiana de la comunidad. Se dice además que el yacuruna posee un poder hipnótico sobre las mujeres sobre todo cuando ingresan a la selva en plena menstruación, que luego de seducirlas bajo estado de trance las conducen a sus moradas para transformarlas en sus princesas, lo cual supone que dichas mujeres escogidas no regresarán a sus hogares.

A continuación una historia inspirada en este personaje mitológico.

EL YACURUNA QUE PERDIÓ LA MEMORIA

Por Arnaldo Quispe

Érase una vez un capo de familia que al morir repartió su territorio en sus dos únicos hijos, Tafuén el mayor gobernaría de la márgen derecha del río y Sifuén el menor de la parte izquierda. Entre los dos Tafuén era el más ambicioso y anhelaba poseer el poder de toda la zona, sobre todo recuperar su casa y sus papayales que le quedaban del márgen izquierdo en territorio de su hermano. Sifuén a pesar que era el hermano menor era de estatura enorme, corpulento y el más valiente de los guerreros, aunque lo único que deseaba era la paz con su hermano y llevar una vida de familia.

La paz duró poco tiempo y algunos enfrentamientos esporádicos en las riberas del río señaron el inicio del conflicto, las mujeres que recogían frutos de la otra parte del río no podrían desplazarse más, las familias no podrían realizar sus trueques cotidianos de mercancías y los niños no volverían a jugar juntos con sus canoas.

La situación se agravaría cuando Tafuén con algunos de sus guerreros incursionaron en territorio ajeno para cazar venados, lo cual alertaría a los pobladores, que al comunicar el suceso al capo Sifuén, este fue contrario a batallar por un hecho tan simple como cazar animales. Como Tafuén no vió resistencia en el territorio de su hermano, incursionó al día siguiente con sus guerreros esta vez para recoger muchas papayas de frondosos papayales. Sifuén nuevamente se mostró reacio a combatir con su hermano. Al tercer día Tafuén haciendo de las suyas esta vez ingresó de la márgen izquierda para raptar mujeres vírgenes para su pueblo. Sifuén entererado de los hechos esta vez decidió actuar y salir al alcance de su hermano, cuando las tratativas habladas fallaron los bandos se enfrentaron con sus flechas, dardos venenosos y hasta lanzas. Al final de la batalla ambos bandos perderían para siempre a sus mejores guerreros.

El gran capo de una tribu vecina ajena al conflicto, enterado de este hecho decidió invadir ambos territorios, al hacerlo no encuentró mayor resistencia en el lado de Tafuén, que al defender a su familia cayó derrotado, muriendo en el acto. Luego cuando los invasores cruzaron el río y llegaron al territorio de Sifuén encuentraron que éste con sus guerreros les librarían batalla hasta morir, cuando la contienda se inició y a pesar de la clara ventaja numérica por parte del enemigo, Sifuén con sus guerreros derrotó al invasor, cuyo capo en su huida y en señal de venganza mató a la esposa de Sifuén.

Sifuén muy dolido y en contra de sus principios decidió salir a vengar la muerte de su esposa, reunió a los guerreros sobrevivientes y rápidamente se internaron en la selva tras las huellas de los asesinos de su esposa. Justo cuando estaba por alcanzar al homicida le cayó un enrome tronco de Tangarana en la cabeza, con lo cual perdió el conocimiento y la memoria para siempre. Tras las picaduras fatales de las hormigas del Tangarana su espíritu sería siempre guerrero y errante entre las aguas, además siempre viviría con la sensación de querer luchar por una causa, pero que nunca recordaría el motivo. Será por esto que se ofrece de utilidad cuando es requerido, de asistente cuando se trata de causas justas en bien de una comunidad, pero que esto no garantiza la integridad de mujeres las cuales parece querer seducir y secuestrar, probablemente hasta encontrar la mujer que una vez perdió cuando todavía era humano.

Fuente: http://www.takiruna.com

El ayaymama – cuento

EL AYAYMAMA

Autor: Arnaldo Quispe

Esta es la historia de dos hermanitos muy pequeños de una familia típica de la selva, que envueltos por la curiosidad planifican seguir a sus padres, a fin de darles una sorpresa. Los padres siempre responsables y trabajadores, muy de madrugada tenían que internarse en las profundidades del bósque tropical para cazar y recolectar frutos, no sin antes dejar provisiones para sus hijos, quienes quedaban bajo el cuidado de la hermana mayor, pues eran tres los hermanos en total. Aprovechando que esta dormía como un tronco, deciden emprender la marcha. Muy confiados que el camino al borde de una ribera era el correcto, avanzan por horas deteniéndose solo a jugar con mariposas que agrupadas y detenidas en la tierra húmeda, parecían colorear tapices azules, verdes y amarillos sobre el camino.

Cuando la barriga comienza a sonar por hambre y con la sensación de sentirse perdidos en medio del bósque, deciden regresar. Luego de horas de caminata encuentran más y más vegetación, pues sin mayor orientación, la selva parecía un laberinto. Comienzan a llorar por el miedo de no saber a dónde ir y la desesperanza de no ver más a los suyos. Todo a su alrededor era vegetación, con árboles gigantes que muchas veces cubrían los rayos del sol, que con dificultad ingresaban a las partes más bajas. El pánico se apoderó de ellos, corren y gritan pidiendo ayuda, pero en medio de la jungla solo el cantar de algunos pájaros e insectos parecen responder a sus demandas. Algunos sonidos singulares de aves comenzan a aterrorizarlos, hasta parecía que el enmarañado bósque cobraba vida y que las ramas de los árboles cobraban aspectos siniestros y pretendían cogerlos. Cada cosa a su alrededor solo les ocasionaba más terror.

El espíritu de la madre del bósque apenada por la situación de los niños decide enviarles algo de comer.  Por lo que al rato se percatan que hormigas comestibles salen a su encuentro. Luego que el hambre se ha saciado, deciden descansar más tranquilos bajo la protección de un árbol de huayruros. Cuando la tarde comienza a abrir paso al ocaso y la oscuridad comienza a cubrir la densa vegetación, los niños lloran nuevamente reclamando esta vez la presencia de su madre, repitiendo desconsoladamente: “ay ay mama, ay ay mama, dónde estas”. El espíritu de la selva al ver que el llanto de los niños entristece las plantas, decide convertirlos en aves a fin que pudiesen salir y regresar a casa alzando vuelo. Al llegar a casa, por desgracia encuentran que su madre había muerto por la impresión de no encontrar a sus hijos en ninguna parte. Luego, las aves emprenderían vuelo perdiéndose en dirección de la selva y desde entonces cantarían melancólicamente: “ay ay mama, ay ay mama”. En adelante el desconsuelo y la pena de la pérdida sería inagotable en sus cantos.

Los pobladores de la selva asocian los cantos de esas aves, con los niños desaparecidos en medio del bósque tropical y la melancolía por la pérdida de la madre. Por ello, el mensaje del canto de esas aves les recuerdan que deben regresar a casa temprano y velar por la salud de la madre hasta el final de sus días. Las aves que dicho sea de paso repiten ese canto, se llamarían en adelante pájaros “Ayaymama”.

Fuente: http://www.takiruna.com

Cuentos Mágicos de la Amazonía (Libro)

cuentos magicosPuedes leer la introducción:

INTRODUCCIÓN

Cuando un maestro curandero amazónico pretende enseñar o dar un consejo muy pocas veces sugiere una cosa u otra, ellos normalmente cuentan historias a modo de metáforas, muchas de estas historias personales, trascienden el ambito local y se convierten en cuentos y mitos que viajan gracias a la tradición oral por las cuatro direcciones llegando a lugares distantes e inimaginables.

Cuentos mágicos de la Amazonía” es un intento de reunir mi abanico de experiencias pesonales con los maestros curanderos de las plantas, al cabo de haber vivido siete años caminando y conociendo el gran bosque amazónico.

Todo parecido con personajes o lugares deben ser tomados de modo referencial, pues esta primera edición digital comprende historias completamente inéditas y sus argumentaciones finales responden únicamente al autor del libro.

Debo insistir en las muestras de agradecimiento a las personas que con su ayuda moral o material han hecho posible que este objetivo de mi vida se lleve a la realidad, aunque también vale agradecer al bosque mismo, a sus aguas, vientos, plantas, animales y hasta los pequeños insectos que bien forman parte de una gran comunudad que aún respira y cuyo aliento aún es fundamental por formar parte del pulmón de la madre tierra.

El autor. Monforte d’Alba, 10 de julio de 2013.

Puedes leer el libro de modo completo y gratuitamente en mi sitio de Scribd: AQUÍ.

La gran boa del bosque – cuento

anacondaLA GRAN BOA DEL BOSQUE

Autor: Arnaldo Quispe

El jefe Tintayo de una tribu Huambisa de la Selva Amazónica, tuvo una noche un sueño muy extraño, en donde guacamayos y loritos le alertaban que las partes bajas del territorio se inundarían por acción de inesperadas y torrenciales lluvias. Estas aves le dijeron que huyese con su entera tribu buscando los árboles más fuertes y altos. Cuando Tintayo despertó y aunque si el cielo estaba despejado y no llovía en absoluto, dispuso de inmediato que las familias se pusieran al reparo con los grandes árboles.

La población se organizó sin pérdida de tiempo de modo que comenzaron a buscar los árboles más altos, al ver esto Tintayo decidió avisar a las tribus vecinas para que salvasen sus vidas. Tintayo tenía el poder de convertirse en jaguar, fue por ello que gracias a su gran agilidad y velocidad logró dar la alerta a las otras tribus ribereñas y del interior de la selva. En el preciso momento cuando terminó de avisar a la última familia en lo profundo del bosque, comenzó la gran lluvia y de inmediato el nivel del río se duplicó y continuó creciendo con gran intensidad. Tintayo aún convertido en jaguar logró con gran vehemencia a cuidar a su propia tribu, por suerte todos ya estaban bien protegidos en las copas de los grandes árboles de lupuna.

Con gran rapidez las partes bajas del entero territorio se inundaron y comenzaron a movilizarse grandes masas de lodo, fango, follaje y troncos que arrasaban todo a su paso. Todas las familias estaban protegidas por la fortaleza de las grandes lupunas, éstas soportaron el diluvio sin fatiga, pero algo inesperado pasó, puesto que la familia del propio jefe Tintayo corría mayor peligro -ya que en su ausencia habían elegido un árbol de bajo tamaño- por este motivo la fuerza de la inundación comenzó a mover el árbol desde la raíz y el agua casi les llegaba a sus pies. Tintayo optó por una reacción rápida y radical, como quiera que tenía poderes sobrenaturales y hasta entonces se convertía en jaguar, esta vez transformarse en felino no le ayudaría mucho, por lo que pidió a sus espíritus protectores del bosque transformarse en una boa gigante y de ese modo servir como si fuera un largo puente, para que su familia encontrase un árbol más alto y fuerte. Con gran concentración Tintayo se transformó en anaconda, la gran boa de la Amazonía y cogió con los dientes de su hocico las ramas de un árbol más grande. De este modo la familia de Tintayo logró escapar a tiempo por el improvisado puente. Cuando todos ya se habían salvado, Tintayo -que había agotado sus últimas fuerzas- no sosportó más la tensión y el peso de la maniobra, y cayó en las turbulentas masas de lodo que lo arrastraron hasta desaparcer.

Cuando la lluvia pasó luego de cinco días, el nivel de las aguas descendió con gran rapidez. Durante semanas la tribu entera buscó a su jefe inútilmente, pues no lo encontrarían nunca más. Desde entonces la gran serpiente sería avistada por pocos testigos dentro de las profundidades de la Selva, una gran boa anaconda que lejos de infundir miedo, parece prestar ayuda cuando más se le necesita.

Fuente: www.takiruna.com

Los emisarios del bosque – cuento

selva verdeLOS EMISARIOS DEL BOSQUE

Autor: Arnaldo Quispe

Dos jóvenes shipibos fueron encomendados por su tribu para llevar regalos y un mensaje importante al dueño de la selva, que según tenían entendido era alguien llamado “presidente”. A nombre de la tribu debían informarle a este señor que la madre selva estaba siendo afectada por inescrupulosos madereros que continuamente destruyen todo a su paso, matando de modo despiadado los grandes árboles sagrados. En su largo viaje hacia la Lima la capital, ellos caminaron durante todo el trayecto a pie, cruzaron grandes selvas, montañas, nevados, ríos y continuaron por un duro camino serpenteado hasta llegar finalmente a la gran ciudad.

Cuando llegaron a Lima la capital, todos a su alrededor los miraban extrañados y muchos se reían solo al verlos, pues estaban semidesnudos y llevaban atuendos aborígenes. Más de uno comenzó a mostrar gestos desaprobatorios y hasta insultarles, como ellos no entendían las palabras, miraban en los gestos de las personas solo rechazo y confusión. Ellos no hablaban la lengua de la ciudad y no encontraron a nadie que les ayudase en ese sentido. Cuando llegaron a un gran centro comercial de la ciudad muchos comerciantes los trataron de locos y alertaron a la policía porque según ellos incomodaban a los clientes por estar semidesnudos. De ese modo fueron conducidos a la comisaría más cercana, en donde los uniformados no sabían qué hacer con estos incomprendidos indios shipibos.

Como en la comisaría todos estaban ocupados con sus cosas y no tenían mucha paciencia con ellos, decidieron llevarlos al cuartel militar, pues eran jóvenes y podían ser útiles al servir a la patria. Estos jóvenes aprendieron a la fuerza muchas cosas y de a poco conocieron la lengua de las gentes de la ciudad, al cabo de unos meses fueron llevados a un cuartel de la selva y por sus habilidades resultaron ser los mejores exploradores y rastreadores del entero regimiento. Al cabo de dos años, cuando concluyó el servicio militar todo intento de hablar con el dueño de la Selva, al que llamaban “presidente”, fue inútil pues a pesar de hablar la lengua de la ciudad nadie creía que eran emisarios de una gran nación shipiba.

Cuando pasó el tiempo y no sabiendo qué hacer ni donde vivir, decidieron regresar a sus tribus en la selva, el viaje de retorno fue muy rápido pues viajaron en medios de transporte. Se internaron en lo profundo del bosque en cuestión de horas, pero no encontraron el menor rastro de su propia tribu, era como si la tierra se los hubiera tragado, buscaron en vano el menor indicio pero nunca más supieron de sus familias y amigos. Ellos sin saber qué hacer optaron por caminar eternamente en la selva sin parar, como si buscasen en cada pedazo de bosque, árbol, piedra, planta o animal algún recuerdo de sus familias. Fueron desde entonces los exploradores nómades más incansables de la selva y compañeros hasta la muerte, últimos descendientes de una gran nación originaria.

Fuente: www.takiruna.com

La doncella de la lupuna – cuento

arbol de la lupunaLA DONCELLA DE LA LUPUNA

Autor: Arnaldo Quispe

Las tribus de la selva amazónica coinciden en señalar que el árbol de la lupuna tiene en su base una gran puerta invisible a los ojos humanos, que sirve para comunicar los mundos existentes. Esta puerta es un pasaje o tránsito de seres del mundo de los hombres y el mundo espiritual amazónico. Por esta puerta ingresan y salen seres mitológicos de la selva madre y en especial se habla muchas veces de una hermosa doncella que habita en el árbol y que representa el espíritu esencial de la lupuna. Esta doncella fue una vez una gran curandera, una mujer medicina y protectora de las plantas y los animales del bósque amazónico.

Cuenta la leyenda que en tiempos antiguos esta curandera presenció la muerte de su esposo por la mordida de una serpiente venenosa, ella era una joven inexperta y no lo pudo curar,  la vida de su esposo se apagó entre sus brazos sin poder salvarlo. Luego de recuperar el ánimo perdido dedicó toda su vida a curar las mordidas y picaduras de serpientes y otros animales ponzoñosos. Era la mejor curandera en ese sentido. Ella descubrió por ejemplo que un remedio natural para mordeduras de serpientes era utilizar los tubérculos de la planta jergón sacha a modo de cataplasma, si la víctima se curaba incorporaba dicho sea de paso el espíritu de la serpiente como su animal protector y en adelante tendría mayor inmunidad ante picaduras similares.

Cuando su hijo mayor creció y se hizo curandero como su madre, sufrió la picadura de una extraña serpiente al cual no encontraron antídoto eficaz, como su madre no pudo encontrar a la víbora causante de esta tragedia no pudo hacer nada sino optar por una medida muy radical, pues en su visión haciendo uso de tabaco, el espíritu de esta planta le dijo que si quería que su hijo viviese debía ella dejarle su espíritu como trueque en la base de la lupuna. Como ella no dudó de lo debía hacer ofrendó su propia vida a fin que su hijo encontrase de nuevo su salud. De ese modo su hijo se recuperó a tiempo y su madre a quién no volvió a ver físicamente ocuparía un lugar de honor en el reino del bosque y desde entonces viviría por siempre en el árbol de lupuna. La doncella de la lupuna es un espíritu que siempre protege y está atenta de todo lo que sucede en el gran bosque verde. Observa todo lo que pasa y ampara con su potente energía a todos sus hermanos menores sean plantas o animales de la selva.

Fuente: www.takiruna.com

JUNIO: MES DE LA CAMPAÑA ¡COMPARTE UN CUENTO!

Colibrí (photo crop circle)

“COMPARTE UN CUENTO” (TERCERA EDICIÓN), es una iniciativa de CUENTOS E HISTORIAS DEL COLIBRÍ DE ORO, con el propósito de animar a los integrantes del grupo a compartir cuentos, relatos, experiencias e historias personales, que de alguna manera han inspirado algún aprendizaje o enseñanza singular.

No todo está escrito en esta vida y cada experiencia nueva es una oportunidad de aprendizaje. Seguramente hay muchas anécdotas de viajes, seminarios, encuentros, negocios, libros y sucesos particularmente mágicos de los cuales uno puede desprenderse y compartir sin duda alguna. Lo que más se valora de este evento virtual es la voluntad del espíritu y desapego, que pone en marcha a la creatividad, el color, la fantasía y el mundo psico-emocional.

Puedes enviar tus cuentos o relatos al email: arnaldoquispe@yahoo.com, si crees que necesitas una ayudita con la edición por favor indícalo. El hecho que envies material de tu propiedad y creatividad, da por sobrentendido que nos autorizas a publicarlo dentro de los parámetros y alcances del grupo de facebook.

El grupo CUENTOS E HISTORIAS DEL COLIBRÍ DE ORO no se responsabiliza necesariamente por el contenido de tus envíos, pero tenemos que asegurarnos que tu historia o cuento sea en lo posible apropiado y hasta educativo (que no contenga un carácter político, racial u obsceno por ejemplo) y desde luego que sea ORIGINAL. En el caso que escribas algo que no te corresponde te ruego inidicar al autor y la fuente del mismo. Como en la edición pasada, no se aceptarán historias sin autor, ni fuente (salvo los aportes en donde prefieres disponer de anonimato, con lo cual la página celará debidamente tu identidad. Las historias o cuentos que lleguen al email correspondiente serán publicadas los lunes de cada semana.

PRESTA MUCHA ATENCIÓN: 

1. IDIOMA OFICIAL DEL EVENTO ESPAÑOL. SIN EMBARGO SE ACEPTAN LOS APORTES EN TODOS LOS IDIOMAS.

2. ESTE EVENTO ES LIBRE, GRATUITO Y DE CARACTER VIRTUAL (PARA TODO EL MUNDO, POR ENDE TODOS PUEDEN PARTICIPAR Y EN CUALQUIER LUGAR, DONDE QUIERA QUE ESTES).

3. ESTA INIVITACIÓN SOLO REQUIERE DE TU BUENA VOLUNTAD, SI TIENES ALGO QUE APORTAR BIENVENIDO, Y SINO IGUAL, SERA PARA LA PRÓXIMA.

Evento en facebook, entra aquí.

Repito el email para el envío de cuentos o relatos a este evento: arnaldoquispe@yahoo.com

La visión de la curandera – relato

Sta. Rosa de Lima (La Hija del Sol)
Oleo, 2006. By Alejandra Baiz.

LA VISIÓN DE LA CURANDERA

Por Arnaldo Quispe

A Mamita Norma la conocí el año 2001, con motivo de la realización del I ENCUENTRO DE CURANDEROS en la Selva peruana de San Martín, organizado por Takiwasi, entonces mi centro de trabajo. Reunir curanderos peruanos, ecuatorianos, taitas colombianos y hasta una curandera del Africa, fue una empresa ardua y costosa que sugirió más de un año previo de preparación y logística. Felizmente la madre selva nos dio una mano con la organización y los 30 curanderos invitados y demás participantes llegaron puntuales al Encuentro. A cada trabajador nos tocaría la responsabilidad de hospitar uno o dos curanderos, cuando me dijeron que a mi casa llegaría una tal Norma Panduro de la ciudad de Iquitos tuve una sensación inmediata de felicidad. Ella era una curandera ayahuasquera de quién solo tenía hasta entonces buenas referencias. Norma ocuparía por una semana la habitación reservada para huéspedes, por ese motivo su llegada causó mucha alegría a toda mi familia.

Tener a Norma en casa y en el Encuentro de Curanderos me permitió conocerla de cerca, sobre todo conocer a la “mujer-madre” detrás de la “mujer curandera”, pero ella era igual en todas partes, era humilde, íntegra, sincera, una persona honesta cuyo corazón se irradiaba a través de su mirada, sus gestos, sus cantos e icaros. Pero también vimos su parte aguerrida, la mujer jaguar dentro de ella, pues tenía una posición femenina del curanderismo que hasta entonces era de hegemonía masculina, fuí testigo de ello. Era la mujer del bosque, la madre ayahuasca hecha mujer, la mujer hecha ayahuasca y los hombres tenían que escuchar, así no le gustasen. Mucha gente de la ciudad vino a buscarla al saber que se alojaba en mi casa, la invitaban a todas partes, pero su tiempo estaba reservado principalmente a atender las ceremonias y conferencias del Centro Takiwasi.

Hubo una simple experiencia que hizo que comprendiera su capacidad de visión y poder personal. Algo que me dejó pasmado y que produjo un insight en mi corazón. Luego de la primera noche en casa, a la hora del desayuno le preguntamos que cómo se sentía, es decir ¿si había dormido bien?, ella nos dijo que estaba feliz de estar con nosotros, que había dormido bien y que nos agradecía infinitamente estar allí. Sin embargo no era todo, pues nos dijo discretamente que había recibido la visita de una jovencita que le hizo compañía sin molestarla, Norma la describió como pequeña, con trenzas y de aspecto andino. Nos dijo que el alma de esa jovencita llegaba todas las noches para descansar y que estaba contenta que esta vez encontrase una curandera como compañera de cuarto. Escuchar esto nos dejó fríos. La descripción correspondía precisamente a una jovencita belga de origen andino, que meses atrás vino a Takiwasi a tratarse por problemas de drogas y depresión, y que luego de completar su tratamiento regresó a Bélgica para afrontar su reinserción social, pero que por azares del destino terminaría quitándose la vida. Esa jovencita se hospedó precisamente en esa habitación de mi casa por seis enteros meses.

Norma nos dijo que el alma de Amandine -así se llamaba- llegaba a descansar por las noches en la que había sido su habitación, allí se sentía libre, dibujaba, danzaba, escribía canciones y cantaba icaros, pero sobre todo llegaba allí porque era un ambiente donde había recibido un amor familiar como nunca antes había vivido. Norma culminó el desayuno diciendo: “para nada me molesta, ya somos amigas, me hace compañía y estamos felices ambas”.

Aprovechando que una noche los curanderos tenían descanso, Norma me propuso realizar una ceremonia privada de ayahuasca en mi casa, a lo cual accedí gustoso. Me dijo que iba a cantarle a esa jovencita para que finalmente llegue a donde debe llegar. Esto último lo entendí sin titubeos. Además había invitado algunos amigos suyos de la ciudad para participar en la ceremonia. Esa noche la sesión se realizó con 7 personas, con Norma como convidante con la ayuda de otro maestro tabaquero. Fue una sesión fuerte, con visiones coloridas e imágenes que me conectaron directamente con mi abuelo paterno también curandero, pero a quién nunca conocí en persona. Era como si observara mis pasos y me daba una mano cuando hacía falta. Cuando el efecto de la ayahuasca estaba pasando, Norma que estaba a mi costado me dijo casi al oído que mi abuelo curandero estaba presente en la sesión y que estaba atento de todo lo que pasaba, que era como si me cuidara celosamente de lo que pudiera pasar. Hasta entonces no había hablado con Norma ni con nadie de mi abuelo chamán. No había dudas que era una curandera visionaria, ella me habló de mi abuelo como si viera exactamente mi visión. Era una situación irresistible y mágica que completó mi vínculo con mamita Norma, la curandera del bosque amazónico. Norma me dijo además que no tendriamos que preocuparnos por la niña andina que llegaba todas las noches a casa, ya que sus icaros permitieron orientarla hacia un camino de luz y de paz consigo misma, que era lo único que deseaba por sobre todas las cosas. Es hermoso recordarlas a ambas.


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